La gente cree que la función del ejercito es matar guerrilla. Pero en esta guerra irregular las organizaciones delictivas se pueden desarticular de muchas maneras. Incluso en todos los países del mundo el ejercito está para defender las fronteras terrestres, la armada el mar territorial y la fuerza aérea el espacio aéreo; acá no, acá la función de la policía la hacen las fuerzas armadas, pero bueno, ese es otro debate.
Los terroristas utilizan mucho la guerra de estratagemas; son unos duros para eso, mientras tanto el estado emplea otras herramientas muy válidas pero que a veces nos ponen a pensar. Dar de baja un bandido no causa tanto daño y no baja tanto la moral de las FARC como ver a un compañero entregarse con todo y fusil y a veces hasta con el secuestrado o con una mano del cabecilla muerto. Incluso, es más útil un guerrillero entregado porque suministra información estratégica para la guerra. Pero ¿hasta qué punto es ética, jurídica y moralmente procedente una promesa de recompensa?
Porque ayer vi una publicidad en TV donde el gobierno recomienda que ni por el putas los ciudadanos nos vayamos por la plata fácil, y coincidencialmente ayer también alias “Isaza” llegó a París con mil millones de pesos en el bolsillo, una novia y una mensualidad vitalicia de ochocientos Euros. También vi al Fiscal (que ahora entró a la onda también del folclorismo y del olimpismo) diciendo que a Isaza no lo podía juzgar por secuestro dizque porque el man no participó en el rapto. ¡¿AH?! ¡¡Gafas y Cesar tampoco estaban cuando se llevaron a Ingrid, y allá están chupando guandoca!!
Parece que el precio de tener un secuestrado de vuelta a su casa se volvió muy caro. Si, todos queríamos a Lizcano libre, pero ¿qué le vamos a decir a la gente se levanta a trabajar legalmente por un salario mínimo? ¿qué le vamos a decir a los jóvenes que están en Francia pero estudiando a ver si consiguen un buen puesto para trabajar? Pero también debemos tener en cuenta que este pobre muchacho lo engañaron las FARC durante toda su vida.
Mejor dicho, habrá alguna forma de medir cuánto nos cuesta económica, política y socialmente un secuestrado libre? Por ahora mis amigos, sólo nos queda adoptar una posición que vaya acorde con nuestras ideologías y defenderla.
viernes, 8 de mayo de 2009
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